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Contemporary Art

Durante los meses de verano entra luz por las ventanas de mi casa, son los únicos días del año en los que el espectro lumínico rompe la dicotomía dentro-fuera. Durante estos meses, en unas horas concretas del día, se produce el espectáculo. Desde las tres hasta las cinco de la tarde, en las paredes de la habitación principal, se suceden las sombras. Es curioso que para poder entender la sombra necesitemos la luz. Las sombras del afuera son el espectáculo privado que cada día de los meses de verano se celebra en las paredes blancas de la habitación principal de mi casa.

El dentro y el fuera, lo propio y lo otro. Qué interesante resulta lo transparente, aquello que es literalmente atravesado por los átomos de la radiación lumínica. De pronto, en lo íntimo aparece lo común. De pronto, en los meses de verano me veo obligado a compartir quiera o no, el espacio con el exterior que, de forma obstinada, atraviesa las ventanas y se proyecta ajeno a cualquier circunstancia en las paredes de mi habitación.

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